Hermes: el dios griego del juego
Tal vez conozcas Hermes como el dios olímpico mensajero, el guardián de las fronteras y los viajeros y como el guía de las almas en su camino al reino de Hades. Este personaje mitológico es también el pícaro entre las divinidades olímpicas y patrono de los ladrones y los tramposos. Quizá sea por esta última cualidad suya que también fue venerado como el dios de los juegos de azar al quien los jugadores antiguos invocaban antes de hacer sus apuestas.
A Hermes se le atribuían también características de listo que lograba aventajar a las divinidades olímpicas para beneficiarse él mismo o para ayudar a los seres humanos. Sin embargo, el pueblo griego conocía a otros dioses antiguos del juego o por lo menos a algunos que usaban los juegos de azar como los tres hermanos Zeus, Poseidón y Hades que dividieron sus zonas de dominio del universo lanzando un dado.
Dioses de la suerte y el juego en Egipto: Thot
A pesar de que Thot fue conocido como el dios de la escritura, las lenguas y el creador del primer calendario, entre otras habilidades que se consideraba tener, la mitología egipcia cuenta una historia que le relaciona de alguna manera con los juegos de azar que hoy en día podemos jugar en los casinos online legales.
Thot jugó a dados con Khonsu, la divinidad que simbolizaba la Luna, ganando 5 días adicionales a los que ya existían hasta entonces para ayudar a la diosa del cielo, Nut, la cual tenía prohibido tener hijos en cualquier día del año. De este modo, la futura madre pudo dar a luz a sus cuatro hijos Osiris, Seth, Isis y Neftis. A raíz de esta leyenda, se puede suponer que los egipcios rezaban a Thot para que les trajese suerte y le consideraban como uno de los dioses de la fortuna más respetados.
Macuilxochitl: el dios del juego azteca
Macuilxochitl es una de las cinco divinidades que han sido identificadas hasta el momento, ilustradas en el Códice Borgia, un manuscrito mesoamericano de contenido religioso. El Códice incluye, entre otra información ritual, el Macuiltonaleque, el cual es un conjunto de espíritus del exceso, simbolizado por el número cinco, incluido en los nombres de todos.
Macuilxochitl o también conocido como “cinco flor” es considerado como el dios de los artes, el juego y las flores y como todos los demás miembros del Macuiltonaleque, se creía que vagaba los campos de batallas, disfrazado como un guerrero. A pesar de que Macuilxochitl se conoce como un personaje mitológico azteca, hay datos que afirman que la primera en venerarle fue la civilización teotihuacana.
Nohoipili: el dios del juego de los indígenas Navajo
Nohoipili es otro de los dioses antiguos del juego, que habitaba las tierras de los indígenas navajos en América del Norte. Su misión inicial fue enseñar a las tribus locales a jugar a juegos de azar, sin embargo, la tentación provocada por las ganancias pronto le desvió de su objetivo principal y el dios empezó a hacerse con las propiedades de las tribus y hasta llegó a esclavizar a algunos oponentes a los que había ganado.
Para liberar los esclavos y devolver a las tribus sus pertinencias, Nohoipili estableció la condición de que le edificaran una casa enorme, por lo que los lugareños construyeron Kintyel. Este gran proyecto coincidió con la llegada de los navajos, los cuales se resistían a caer en la trampa y solo observaban cómo las demás tribus no habían aprendido la lección y seguían viniendo para jugar y apostar contra Nohoipili.
Pero este abuso por parte de la divinidad no podía seguir y un día un joven indígena navajo fue invocado por un grupo de dioses que le obsequiaron con superpoderes para poder competir contra Nohoipili en sus propios juegos de azar. Tras varias partidas el indígena logró vencer al dios y le mando al cielo. El dios jugador acudió a Klehanoai, quien le regaló animales y le dio el derecho de reinar sobre el pueblo mexicano, lo que hizo que Nohoipili se mudase a las tierras de sus nuevas gentes.
En poco tiempo la populación de los mexicanos creció enormemente y, según cuenta la leyenda, una parte de ellos invadieron en el norte y esclavizaron a los habitantes lugareños, hecho que se considera una las principales causas de la enemistad entre los mexicanos y los navajos.
Dioses de la fortuna chinos: Nezha
Tal vez Nezha es el protagonista de una de las leyendas de dioses antiguos del juego más curiosas e interesantes de todas las que te estamos contando en esta página. Nezha era hijo de Li Jing y nació durante el reinado de la dinastía Shung, pero su destino desigual fue predeterminado incluso antes de que naciera. En vez de los habituales 9 meses, el embarazo de su madre duró 3 años y medio y cuando la mujer dio a luz a su hijo, éste ya no era un bebé, sino que era un niño crecido.
Años después Ao-Ping, el hijo del Rey Dragón del Mar del Este, Ao-Kuang se convirtió en el mayor enemigo de Nezha y los dos rivales entraban en una batalla tras otra hasta que finalmente Nezha logró vencer y eliminar a Ao-Ping. Sin embargo, la muerte del demonio no puso el fin de las adversidades del héroe y Ao-Kuang quiso vengarse de Nezha, el cual admitió suicidarse para salvar a sus seres queridos.
Como sucede en los cuentos con un fin feliz, nuestro protagonista resucitó y junto con su padre se convirtió en un guerrero contra los demonios hasta que finalmente acabó en el paraíso y pasó a ser unos de los dioses a los que el pueblo recurría para pedir protección. Los chinos antiguos también rezaban a Nezha solicitándole suerte en los juegos y las loterías, pensando que era el único que se atrevería a desvelarles los números ganadores.
Deidades hindúes de la suerte: Lakshmi
La diosa hindú Lakshmi es esposa del dios Vishnu y simboliza la fortuna, la suerte y la prosperidad. Según la mitología hinduista Lakshmi y el dios de la guerra, Inda, estaban aliados luchando contra los demonios para proteger a la Tierra. No obstante, Indra no supo valorar este gran honor que le había sido confiada y se volvió arrogante convencido de que nadie podía competir contra sus poderes y los poderes de Lakshmi. La manifestación más significativa de su orgullo y comportamiento irrespetuoso sucedió cuando el dios rechazó el regalo de un devoto.
La diosa, por otro lado, detestaba tanto la avidez como la soberbia y al percatarse de lo ocurrido decidió retirarse de la unión y trajo 1.000 años de mala suerte para el resto de las divinidades, debilitando sus poderes contra los demonios. Al verse al borde de sus fuerzas Indra bajó hasta el fondo del mar en busca de Lakshmi. La encontró y la suplicó que le ayudara, pero la diosa quiso asegurarse de que el orgulloso había recapacitado de verdad y estableció una condición que los dioses debían cumplir.
Las deidades tenían que lograr a provocar un enorme remolino en el mar de manera que Lakshmi pudiera salir a la superficie y portara suerte para ayudarles en la lucha contra el mal. Al ver cómo se volcaba con la misión Indra y apreciando sus esfuerzos para cumplir la condición Lakshmi salió del mar y finalmente ayudo a los dioses a vencer a los demonios.
Esta leyenda es una forma metafórica de representar la creencia de que Lakshmi solo ayuda a los que recen con sinceridad y de verdad necesiten su ayuda. A pesar de eso, muchos jugadores de juegos de azar prueban suerte después de tomar parte en el festival de las luces, Diwali, celebrado en homenaje de la diosa, creyendo que ésta les había bendecido.
Tique: otra de las deidades de la suerte
Volvemos a la mitología griega para conocer a otro miembro de la familia de los dioses de la suerte y la prosperidad. Existen varias versiones de la descendencia de Tique afirmando algunas que era hija de Afrodita y Zeus, mientras que otras señalan que su padre era Hermes. Tique encarnaba el destino y la suerte y a menudo se presentaba como una personificación de la prosperidad y la fortuna.
Tique gozaba de gran respeto y veneración durante el período alejandrino, no obstante, el historiador griego Polibio sospechaba un trasfondo malvado de la diosa, acusándola de ser la culpable de catástrofes y desastres que sobrevenían a los griegos y que no contaban con una causa o explicación evidente.
Gefjun: la diosa nórdica de la suerte
Gefjun, también conocida como Gefjon, Gefn o Gefyon, era una diosa nórdica que dominaba la suerte, la prosperidad y la fortuna. Los reyes de Suecia eran considerados como sus herederos, puesto que también tenían el poder divino de influir en la vida de sus súbditos. Gefjún era patrona de las vírgenes, pero también fue venerada como diosa de la fertilidad.
Las muchachas que morían vírgenes se convertían en sus siervas en el más allá y para todas ellas Gefjun creo la isla Selandia, la cual recibió del rey sueco Gylfi. El monarca le había prometido tanta tierra como pudiera arar en una noche y la diosa transformó a sus cuatro hijos en bueyes que le ayudaron a realizar el trabajo.
¿Seguimos creyendo en dioses de la suerte?
Se sabe que la mayoría de los jugadores de juegos con apuestas son muy supersticiosos y eso ya lo hemos comentado en nuestro artículo sobre las supersticiones más populares en un casino. En esta página hemos podido ver que esta característica radica en la mitología y que siglos atrás el ser humano se apoyaba en la misericordia de los dioses antiguos del juego que creía traerle suerte.
Hoy en día, contamos con estrategias y tecnologías para obtener mejores resultados, pero aun así seguimos haciendo rituales para atraer la buena suerte. Por eso, ¿por qué no pruebas algo nuevo y la próxima vez que juegues en un casino virtual les pides ayuda a estas 8 divinidades del juego? Quién sabe, tal vez salgas con el premio gordo.
Preguntas frecuentes sobre los dioses del juego
Puede que, hoy en día, cuando tenemos casinos con Mercado Pago y lujosos complejos hoteleros con salas de juego, la creencia en los dioses antiguos del juego nos parezca ingenua, pero pensemos que en aquellas épocas la gente no contaba con toda la información que tenemos nosotros ni tampoco la ciencia estuvo tan desarrollada como lo es actualmente. Por lo tanto, el pueblo contaba con la intromisión de las divinidades para todo lo que no se podía controlar. Aquí te recordamos algunos de los temas más curiosos de nuestra publicación.